Voy en el vehículo familiar con la mirada perdida hacia la ventana, mi padre me tocaba el hombro haciendo un gesto de fortaleza, los cuarenta y cinco minutos de camino solo podía pensar en Adriana y don Jose, era una pareja de esposos por mas de veintiocho años, amaban incondicionalmente a su hijo, en el momento que les di la noticia del mensaje que Sebastian me había enviado, obviamente fue como una cachetada de la vida hacia ellos, Jose cayo inmediatamente al piso llorando y temblando, ya que toda su vida había sufrido de los nervios y en esta ocasión no fue la excepción para que lo volvieran a tacar, doña Adriana me repetía una y otra vez, pero Samantha si sera cierto?, no sera una broma?, lo cual le respondía disimulando mi llanto, no creo que el jugara así y menos como estaba este ultimo mes, podía escuchar el llanto de mis dos suegros pero gracias a ellos pude viajar lo mas rápido que pude, ellos fueron los que me prestaron el dinero para ir a la ciudad donde se encontraba el cadáver de mi amado, en el viaje siempre estuve rezando que no fuera realidad la noticia que me había llegado al celular, pero nunca ocurrió, ahora me bajo del carro de mi padre caminando hacia la funeraria y teniendo en cuenta que mi vida ha quedado vacía, pensando como ira hacer mi vida de ahora en adelante, subo las cinco escaleras conteniendo mis sentimientos y repitidiéndome que tenia que mostrarme fuerte ante todo el mundo, traspaso la puerta de este lugar y observo que al frente mio había un cartel en una de las puertas de vidrio de una de las habitaciones que decía, aquí se encuentra Sebastian Andres Maconta, fuerza a sus padres, familia y amigos, al ver su nombre en uno de estos lugares mi alma sigue cayéndose a pedacitos desde el día de la noticia, me dirijo a dicha habitación, cada vez que me acerco voy visualizando la silueta de mis dos suegros, uno sentado con la cabeza hacia abajo y el otro abrazando el ataúd con tal fuerza que se sentía que nunca lo iría a soltar, entro a la habitación, en ese instante doña Adriana se levanta de la silla tirándose hacia ami como si deseara que alguien le sirviera de apoyo para seguir con este sombrío futuro, me abraza y las dos comenzamos a llorar preguntándonos por que lo había hecho, en el cuarto había cuatro personas mas igual de desconsoladas que nosotras, dos eran sus abuelas y uno su abuelo, los conocía por varias reuniones familiares, suelto a mi suegra, me acerco a donde Jose, me mira con el rostro totalmente destruido, afirma, Sami realmente lo hizo, nosotros lo queríamos, segura que el lo sabia?, mis lagrimas siguen bajando mientras le respondo, si, el también los amaba, ninguno sabe por que lo hizo, pero le prometo que averiguare cual fue su motivo principal, lo abrazo dándole un pico en la mejilla asegurandole que todo en algún momento pasara, no recibo ningún abrazo por parte de el ya que no soltaba el cajón, me alejo del ataúd sin poder ver a Sebas, tenia que saludar a las demás personas antes de verlo, voy hacia donde sus abuelos a darles el pésame y a recibirlo de ellos, escuchando muchos agradecimientos por haber estado siempre con el a pesar de todos sus problemas emocionales, iban hacer las diez de la mañana y estaban empezando a llegar amigos y conocidos, disimulaba mi dolor para recibir a todo el que llegara, ya que mis suegros no lo podían hacer, aun no podía ver a Sebas y mi suegro todavía lo seguía abrazando, entraban familiares, amigos, iban a verlo, se devolvían a hablar conmigo y algunos con Adriana, mas de una persona me afirmaba que habían disimulado muy bien los de la funeraria el corte en el cuello, me preguntaban que como había quedado la habitación de Sebastian después del incidente, sin darse cuenta que cada palabra que decían sobre el me apuñalaba mi ser, ya era medio día y nunca pensé que iba a estar esa cantidad de gente acompañando a su cuerpo, siempre quise pensar que el estaba dando vueltas por la funeraria viendo a las personas que de algún modo lo estimaban, ojala se diera cuenta que había mas gente que lo quería de lo que el imaginaba, después de la una de la tarde las personas empezaron a salir a almorzar, mi suegro todavía no podía soltar el ataúd, por mi parte aproveche el flujo de gente para poder ver a mi amor en este día gris, me acerco al cajón negro que el siempre deseo para su último día, coloco mi mano sobre la mano de Jose, me acerco al vidrio que resguardaba al chico que siempre amare, veo su rostro con una leve sonrisa como si realmente el estuviera feliz en su nuevo mundo, mis lagrimas brotaban fuertemente mientras me acercaba a la madera besándola suavemente y diciéndole, mi vida estoy aquí como muchas veces te prometí, me duele verte inerte rodeado de puros seres vivos que no saben de su existencia, por que te fuiste?, si eras una de las personas mas inteligentes que he conocido, filosofabas de muchas cosas que pocos tienen noción de ellas, tenias un don verbal que embobabas a cualquiera que le hablaras, todos los que han estado aquí te quieren y muchos te admiraban por tus escritos intelectuales, admiraban tu capacidad de entender al mundo, por que no estas aquí?, quiero oír tu voz diciendo, mi vida la existencia es efímera, lo valedero es nuestras ideas que de una u otra forma quedan en este mundo de seres pensantes pero poco inteligentes, en ese momento mis piernas comienzan a temblar, mi llanto llamaba la atención, se acerca mi hermana con un amigo en común de Sebas, me toman en sus brazos sugiriéndome que me sentara, que no me cargara con mas dolor, acepto, no soy capaz de caminar, me siento adolorida queriendo irme de este mundo igual que el, al mismo tiempo tratan de hacer lo mismo con Jose, que entre en razón y se pueda sentar, pero no acepta, se aferra cada vez mas al cajón mientras varios familiares lo tiran, por un momento suelta el cajón y se sienta, no ha parado de llorar desde que llegaron hace casi seis horas, no dura mas de cinco minuto sentado y sale corriendo hacia el ataúd, se tropieza cayendo encima del cajón, todos observábamos como este se inclinaba y caía al piso abriéndose, mientras el cuerpo de Sebatian salia del cuarto angosto en el que se encontraba, Sebas queda en el suelo con la cabeza ladeada y su cuerpo en posición como si estuviera viendo televisión, en ese momento todo el mundo se alarma, pero Jose se levanta y va encima de mi amor, comienza a acariciarlo como si estuviera vivo, le decía, mi niño por fin saliste de esa prisión, en esos momentos cortos todo era un caos, no pude resistirme y me abalanzo sobre Andres colocando mi cara en su pecho, Adriana no pudo soportar tanta emoción y cae desmayada por la escena fuera de común que estaba sucediendo, entran familiares y trabajadores de la funeraria a sacar a la gente para que todo volviera a la normalidad, nos tiraban tratando de volver a separarnos del que muchas veces fue el motor de nuestras vidas, parecíamos unos niños aferrados a la reja de un colegio pataleando para que nuestra madre no nos abandonara, en eso sentí un pinchazo en mi hombro, me imagino que Jose también, a la funeraria le había tocado llamar a su enfermero de turno para que nos aplicara algo que nos relaja, no recuerdo nada mas, cuando me levante estaba en mi cama, habían pasado doce horas y era de madrugada, nos prohibieron la entrada a Jose y ami al velorio, solo podíamos asistir al entierro si queríamos con el acompañamiento de una enfermera personal, eso me decían mis padres, no me regañaban por lo sucedido pero si les dolía realmente como nos encontrábamos, pero era necesario, mi padre me da dos pastillas que supuestamente me iban a relajar y así si podría quedarme en casa un día y asistir al entierro de mi pareja, ingiero dichos medicamentos y levemente cierro los ojos olvidando todo lo sucedido.
Quien sabe si lean esto o no, pero igual pido disculpas por no haber subido contenido al blog por casi una semana, de ahora en adelante habrá contenido por tres días seguidos(relato, pensamiento, desahogo) y un día no, así sucesivamente.
Gracias.
SI TE GUSTA MIS ESCRITOS TE PIDO EL FAVOR DE DIFUNDIR..... MUCHAS GRACIAS.
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