Debajo de un árbol disfruto de la sombra mientras la brisa golpea mi cuerpo ardido por las quemaduras generadas por el sol inclemente que alumbra la playa, entretanto mi vista se pierde en la inmensidad del mar mezclándose con una parte del horizonte adornado por inmensos rectángulos blancos que se extienden tratando de tocar el cielo, compiten entre ellos para ver quien es el mas imponente, se puede observar varios buques empresariales levitando en la inmensidad de la mar mostrando la inferioridad ante la naturaleza, estos aparatos son gigantescos al lado de uno pero comparándolos con la piscina natural del planeta son solo hojas que flotan ante la voluntad de la corriente, la vida del ser humano es una rutina constante donde los pocos espacio de esparcimiento se deben usar al máximo y mas cuando tu vida va enfocada al trabajo fuerte con poco descanso, cada sujeto necesita de momentos de paz, liberación corporal y mental para que su vida sea llevadera y en algún punto pueda resistir la bipolaridad de la vida que ataca bruscamente y sin piedad la neutralidad de nuestra cotidianidad, es una lucha constante ante nuestros demonios donde tenemos que estar siempre atentos a cualquier cambio de nuestras vidas para prevenir que en algún momento podamos tocar fondo, el movimiento del agua produciendo olas calma la ansiedad que ataca mi mente por no poder controlar el futuro ni el destino de varias esferas de mi vida, me siento a gusto sumergido ya que mi consciencia llega a estar en blanco y trata de limpiarla para empezar un nuevo ciclo, cueste lo que cueste, el descanso salva el alma de la corrupción rutinaria que la vida nos infecta.
LORDWOLF WRITINGS
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