Después de tantas caídas aprendo que mi vida puede ser mas caótica de lo normal, por fin lo entiendo pero aun cuesta aceptarlo, aunque sea diferente a veces no me gusta serlo, por ello a la hora de afrontar el camino las herramientas a utilizar son distintas por todos los cambios radicales que afronta mi psiquis cotidianamente, por ello vivir un día a la vez es la mejor forma de no enloquecerme, eso si, aceptando que no todos los días se podrá cumplir la rutina como lo establecido, mejor remedio para la culpabilidad constante es perdonarse constantemente.
En medio de la nada, el silencio atornilla la desesperación a mi ser, la angustia sobresale situacionalmente por todas las responsabilidades acumuladas por la imbécil posibilidad de no dejar de procrastinar, el destino cansado de mi mal aprendizaje me juzga nuevamente castigándome con la ansiedad de qué diablos iré a hacer?, ya que por casualidades de la vida todos mis electrodomésticos dejaron de funcionar, que mierda pasa con estas maricadas?, mi cabeza se pregunta una y otra vez tratando de controlar el impulso para que mi voz no expulse un grito de auxilio, miro mi laptop, le hablo como si fuera algo viviente que pudiera comprender el estado en el que me encuentro, rezo mirando al techo pidiendo que todo deje de pasar a pesar de no creer en un Dios, después de un minuto la impaciencia hace su aparición, cojo dicho aparato dándole varios golpes esperando que comprenda que lo necesito más que nunca, ha esta hora de la noche nada me puede salvar, alguien se asoma preguntando qué me
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