Al abrir los ojos cada mañana el primer pensamiento del día es aguantar y detener cualquier impulso que dañe mi camino, las 24 horas del día es un calvario interminable luchando contra la ansiedad de los hábitos del pasado con posibilidad de volverlos a retomar, todos los días es una batalla constante sabiendo que es una guerra a no acabar, solo queda tratar de seguir de pie hasta que nos llegue el descanso eterno con su liberación de esta maldita cárcel de carne que nos ata a este plano terrenal.
Al abrir los ojos cada mañana el primer pensamiento del día es aguantar y detener cualquier impulso que dañe mi camino, las 24 horas del día es un calvario interminable luchando contra la ansiedad de los hábitos del pasado con posibilidad de volverlos a retomar, todos los días es una batalla constante sabiendo que es una guerra a no acabar, solo queda tratar de seguir de pie hasta que nos llegue el descanso eterno con su liberación de esta maldita cárcel de carne que nos ata a este plano terrenal.
Comentarios
Publicar un comentario