Voy para mi trabajo de medio tiempo, como cosa rara voy rápido con la mirada al piso tratando de evadir a todo aquel que me quiera hablar, perdido en mi mundo deseando no volver a esta puta realidad que aunque no quiera me hace tanto mal, me detengo, espero con ansias que en algún momento los vehículos dejen de circular para que yo pueda atravesar esta gran avenida nacional, quedando paralelamente a uno de los ríos más importantes de la ciudad, pero al parecer, va hacer más demorado de lo normal, no hay puente en casi tres kilómetros que uno pueda usar para no arriesgar su vida, se siente como si estuviera dentro de un bucle, todas las tardes es lo mismo, en medio de la espera mi mente otra vez se eleva imaginando todo tipo de situaciones con sus respectivos personajes, creando un ambiente oscuro y hostil que la gran mayoría de lectores no desean soportar, decido sacar un cigarro esperando a que algún conductor compasivo me pueda dar paso, sé que no sucederá ya que esta cultura premia al que sea más animal y no al que tenga más conciencia, prendo aquel tranquilizante, empiezo a temblar, no se que me pasa, mis ojos se tornan llorosos, en mi alma aparece una oscuridad que es difícil de explicar, veo como un ciclista va detrás de una tractomula, al parecer es un deportista, lleva sus artículos correspondientes y no va colgado de dicho aparato, como ahora que se volvió moda para aquellos jóvenes que se las quieren tirar de malos, veo su rostro cansado, sus gotas de sudor bajan por su nariz reposando en su boca para nuevamente volver a su ciclo, se puede notar el desgaste de sus llantas y como la trasera se mueve inestablemente, se acerca una curva cerrada, la mula baja la velocidad, el ciclista trata de frenar pero le queda grande, algo le sucede al freno trasero, no puede contener lo inevitable, no puede frenar, sigue por el poco espacio libre que deja la carretera, pasando rápidamente y muy cerca por las llantas del inmenso vehículo, enredándose con una de las delanteras cayendo a menos de un metro de esta, sin posibilidad de que el conductor del tractocamión pueda maniobrar teniendo que pasar por encima del cansado cuerpo del atleta, en ese mismo instante dejó de temblar, salgo corriendo hacia dicho evento, al llegar, veo el rostro del conductor bajando totalmente en estado de shock sin saber aún qué había pasado, la parte superior del ciclista se encuentra aplastada como una maracuyá pisada por cualquier persona, no puedo visualizar un minuto más de dicha escena, aprovechó la congestión para pasar y seguir mi camino para la universidad, no aguanto ni tres horas estando en el trabajo ya que mis nervios están descontrolados, las lágrimas bajan sin previo aviso, la tembladera aqueja todo mi cuerpo, mi imaginación se hace aún más tóxica, decido pedir permiso e irme para la casa, en el camino hacia ella no puedo dejar de pensar en cómo la estará pasando la familia de este joven, en ese momento escuchó un claxon, despierto del mundo irreal en que estaba sumergido, mierda, que ha pasado?, veo a mi compañero hacerle quite a la mula y pasando muy pegado a sus llantas, mientras yo trato de controlar la cicla ya que al frenar bruscamente se dificulta el manejo de esta, no puedo sostener el manubrio estrellandome contra una canaleta siendo expulsado unos metros mientras caigo a uno de los ríos más caudalosos de la región.
En el periódico de la región comentan, dos ciclistas mueren al parecer por descuido y distracción por parte de los deportistas, lastimosamente dejándolos sin signos vitales, uno de ellos causa a la colisión contra una tractomula y el otro por ahogamiento en el río caimanes después de una colisión contra una canaleta, se les pide a los deportistas que transitan estas vías nacionales, ejecutar sus deportes con todos los sentidos correspondientes para que no sucedan más calamidades, cualquier descuido les puede costar la vida.
LORDWOLF WRITINGS
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