Sin tenerlo en cuenta en esos momentos era feliz, era tan ciego que renegaba de aquellos reclamos con justificación que se asomaban cada vez que llegaba a esa casa, creía que no los soportaba, me fastidiaba estar en ese sitio lo cual evitaba cualquier tipo de contacto con ellos para no dañar mi estabilidad emocional, pero era un estúpido, cual estabilidad?, si andaba en mi etapa más caótica, solo deseaba estar con aquellas personas que me entendían y no me juzgaban, ya que ellos andaban en la misma tónica oscura donde la luz aparece esporádicamente sin tener presente de cómo utilizarla adecuadamente, quería vivir sumido en las tinieblas para que esta me evitara pensar cosas que no quería aclarar en ese momento, ahora ven me aquí, sentado en una pieza mugrosa de uno de los inquilinatos más económicos de la ciudad, queriéndome perder nuevamente en mi dolor, aislado de todos, viviendo entre sujetos donde la desgracia los acogió como compañeros, vivimos día tras día perdidos en nuestro calvario sin saber cómo salir o tal vez ya no lo queremos por miedo a que la luz nos destruya como aquellos vampiros que describen los mitos europeos, ellos siendo condenados a vivir entre la vida y la muerte, nosotros en la misma estancia pero con un fallecimiento simbólico donde la dejadez de sentir la vida carcome lo poco que queda del alma como el oxido a una pieza de metal a la intemperie, cada noche al intentar de conciliar el sueño estos demonios aparecen con sus rostros para reprocharme que yo era la única esperanza que ellos tenían para vivir en paz y que por mis acciones estaré condenado a esta maldita vida inmunda donde lo único que me salva es la escritura, son estas letras las que me acompañan las veinticuatro horas al día ya que Morfeo no llega a visitarme desde hace rato, al cerrar los ojos puedo ver esos dos cajones totalmente sellados por la forma como sus cuerpos terminaron después de ese fatídico día, esa misma fecha donde la vida me dio la peor cachetada, sentándome de golpe y haciéndome ver que vivía en una mentira que yo mismo había edificado, ahora después de casi un año me lamento por cada mala palabra que les dije mental y verbalmente, solo por una disque independencia, esa misma ilusión que me llevó a alejarme de ellos, recuerdo un día llegar totalmente sucio, ultrajado por las consecuencias de los vicios por casi tres días, ellos no sabían nada de mi ya que el teléfono nunca lo contestaba para no dañar la rumba autodestructiva que me daba una ligereza mental, siempre deseaba no regresar a ese hueco que era mi hogar, pero no dimensione la magnitud de la gran vida que me daban, ahora pensándolo bien si no fuera por nuestros egos se vivía bien, a pesar de mi terquedad se podía vivir tranquilo, cada reclamo, regaño, pelea era con justa justificación pero así es la vida, hasta ahora lo pude entender, tengo tan plasmado ese maldito día, salía de mi trabajo para seguir la fiesta que llevaba más de cuatro días, manejo hacia ese sitio oscuro que al entrar las paredes demostraban la locura que vivía allí, grafitis mal hechos, suciedad al cien, las cucaracha ya acostumbradas a nuestra presencia se paseaban como si fueran unas mascotas más, en una mesa varios tipos de drogas para calmar nuestra ansiedad, debajo de ella la cantidad de botellas de alcohol vacías que demostraban que la cordura no aparecía desde hace meses, en la nevera mas botellas sin empezar sin ningún rastro de comida, en el piso los distintos cascarones de comidas rápidas que se dejaban allí por la desidia de levantarse y sentir que estábamos vivos, voy entrando al parqueadero, los celadores me saludan como si se tratara de un hermano, subo al ascensor, abro la puerta con la llave de repuesto que cada uno de esas cinco personas teníamos para no molestar a nadie, al ingresar me reciben con tres copas de aguardiente y medio porro, ingiero ese liquido como si de agua se tratase, le doy tres plones al canuto cuando el celular suena, numero desconocido, niego la llamada por que no quería que fueran ellos, después de una insistencia obsesiva contesto, era mi tía, se le dificultaba hablar, pero como pudo soltó cuatro palabras, mijo ya no están, automáticamente mi cerebro reacciona, preguntando, que paso?, escuchando una respuesta que quisiera olvidar, han fallecido, sus padres ya no están, la estupidez asoma, me rió diciendo, en serio?, por fin se fueron, ya no van a joderme más?, gracias tía por esa excelente noticia, cuelgo con un gesto de satisfacción por lo que la vida me habría brindado, gritando a los cuatro vientos, se acabo mi malestar familiar, mis compañeros me miran sorprendidos y aún más cuando cuento lo sucedido, me refugio ese día en el mismo socavón que estaba inmerso, apago el celular ya que todo el mundo estaba buscándome, al otro día llamo al trabajo informando de la muerte de mis padres con un semblante de dolor el cual obviamente me dieron la licencia para faltar una semana, seguí consumido en mi idiotez hasta que al segundo día de la noticia tocan la puerta, siendo la mayoría de mis tíos por parte de mi madre, enfurecidos para que fuera a las últimas horas del velorio y a la misa, gracias a que uno de los hijueputas con los que estaba no se aguanto informando de mi preocupante estado, a empujones salgo del lugar tratando de agarrarme de cualquier cosa como un bebé dejando el útero de su madre, en el camino solo podía escuchar regaños por mi actitud, repitiendo una y otra vez cada una de las cosas que los viejos hicieron por mí y de lo mal que siempre les pague sabiendo que era el único hijo que pudieron tener, al llegar a la funeraria todos me juzgaban de una forma que solo yo podía ignorar, al ver los dos ataúdes sellados me comentan que habían tenido un accidente de tránsito el cual quedaron irreconocibles, pero mi mirada demostraba mi indiferencia, me acerque a los féretros, me situé en la mitad de ellos golpeando tres veces cada uno diciendo, si ve, tanto que jodieron para terminar aquí, yo nunca les pedí que me tuvieran, río desenfrenadamente mientras todo el mundo asombrado rezaba por mi actuación, los miro diciendo, felices?, ya vine, me largo, ninguno de ustedes ha sido mi familia, salgo tambaleándome entretanto mis tíos me hacen lado y le piden a la tía que me llamó que no me rogara más, que era un malagradecido que no merecía la calidad de padres que había tenido, eso en algún punto fue muy cierto, pasaron seis meses lo cuales vendí la propiedad que con tanto esfuerzo ellos habían logrado, gastándome el ochenta por ciento en una fiesta continua, ya no trabajaba porque no lo necesitaba, un día me despierto mandando la mano a la botella que tenía al lado, me tomo el último sorbo, me levanto mirando a mi alrededor, veo a dos amigos más durmiendo tirados en el suelo, el dueño no estaba, creo que había salido para clase, salgo a comprar mas vicio para lo que quedaba de semana, voy por la ciudad como un indigente, después de dos horas llegó al edificio, al ingresar los celadores me detienen con la premisa de que no podía entrar por orden del dueño del apartamento, el karma en algún punto tendría que llegar, todo molesto hago un escándalo, ninguno medio la cara, inclusive mis cosas las mandaron con un celador, gracias al alboroto la policía me sacó del edificio como un ser sin hogar, lo cual era algo muy cierto, ya no tenía casi dinero, así que me tocó vender la moto que mis padres me habían regalado para poder tener algo con que costear mis amigos fieles, el alcohol y otras drogas, ahora mi saldo está apunto de caducar, en estos tres meses me he dado cuenta que fui una mierda, le pido una y otra vez perdón a las personas que siempre estuvieron allí y que yo ni siquiera quise despedir adecuadamente, pero ya no están y cada dia me encuentro más solo, ya no se que vaya a suceder.
Tres días después en canales regionales aparece una noticia más en este violento país, encuentran el cuerpo de un hombre en el inquilinato ana sofia colgado con una hoja que decía, mate a las dos personas que si me querían ahora es tiempo que haga lo mismo conmigo, es momento de aceptar las consecuencias de mis actos.
LORDWOLF WRITINGS
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