Una noche cualquiera metido en el caos cotidiano de mi cabeza, caminaba con la mirada al piso esperando obtener una respuesta del cosmos que me diera una brecha de luz que me pudiera brindar un poco de paz que tanto necesitaba, todo el trayecto hacia mi casa solo podía pensar, quiero ajuiciarme por fin, tanta autodestrucción esta empeorando mi situación, al abrir la puerta todo emperoraba, la situación familiar no ayudaba, gritos iban y venían, me enclaustre en la habitación prendiendo el computador queriendo olvidar mi vida, un zumbido de messenger me hizo caer a la realidad, era el mensaje de una chica que había conocido años atrás y que me fascinaba su forma de actuar, después de varias horas cuadramos una salida, desde ese instante el destino me dio lo que tanto pedía pero con una condición, contaminar ese ser de luz, nunca lo quise pero al final y al cabo ella querida contagiarse de mi oscuridad, terminando nuestra relación años después hastiada de mis demonios y enferma por tanta tenebrosidad.
En medio de la nada, el silencio atornilla la desesperación a mi ser, la angustia sobresale situacionalmente por todas las responsabilidades acumuladas por la imbécil posibilidad de no dejar de procrastinar, el destino cansado de mi mal aprendizaje me juzga nuevamente castigándome con la ansiedad de qué diablos iré a hacer?, ya que por casualidades de la vida todos mis electrodomésticos dejaron de funcionar, que mierda pasa con estas maricadas?, mi cabeza se pregunta una y otra vez tratando de controlar el impulso para que mi voz no expulse un grito de auxilio, miro mi laptop, le hablo como si fuera algo viviente que pudiera comprender el estado en el que me encuentro, rezo mirando al techo pidiendo que todo deje de pasar a pesar de no creer en un Dios, después de un minuto la impaciencia hace su aparición, cojo dicho aparato dándole varios golpes esperando que comprenda que lo necesito más que nunca, ha esta hora de la noche nada me puede salvar, alguien se asoma preguntando qué me
Comentarios
Publicar un comentario