Es increíble saber que ayer sonreía sin algún motivo, hoy se suponía que iba hacer un día increíble ya que todas las cosas que hice eran la finalización de todas las metas que en algún tiempo se habían detenido por causas externas, pero creo que mi mente no quería que eso sucediera o al menos que lo disfrutara, al levantarme supe que hoy iba hacer uno de esos malditos días donde lo único que quieres es saber que el mundo arde mientras te escondes debajo de las cobijas con la desidia hacia los demás que atrapa tu cuerpo como una red a su presa, la abulia se reía en mi cara sabiendo de que este día me iba a valer mierda, la melancolía tocaba la puerta de mis ojos violentandola ya que no le quería dar paso a mi morada, solo deseaba desaparecer sabiendo que en estos momento mis demonios no lo iban a permitir pero solo pensaba, en el mejor momento de mi vida ahí si esta se extinguirá sin pedir alguna opinión.
En medio de la nada, el silencio atornilla la desesperación a mi ser, la angustia sobresale situacionalmente por todas las responsabilidades acumuladas por la imbécil posibilidad de no dejar de procrastinar, el destino cansado de mi mal aprendizaje me juzga nuevamente castigándome con la ansiedad de qué diablos iré a hacer?, ya que por casualidades de la vida todos mis electrodomésticos dejaron de funcionar, que mierda pasa con estas maricadas?, mi cabeza se pregunta una y otra vez tratando de controlar el impulso para que mi voz no expulse un grito de auxilio, miro mi laptop, le hablo como si fuera algo viviente que pudiera comprender el estado en el que me encuentro, rezo mirando al techo pidiendo que todo deje de pasar a pesar de no creer en un Dios, después de un minuto la impaciencia hace su aparición, cojo dicho aparato dándole varios golpes esperando que comprenda que lo necesito más que nunca, ha esta hora de la noche nada me puede salvar, alguien se asoma preguntando qué me
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