Internado como siempre en aquel mundo tenebroso que mi cabeza había adquirido desde hace años, la oscuridad hace parte de la rutina que me lleva a pensar en no querer estar en aquel ridículo plano terrenal, mi cama es la única amiga que me acompaña ya por varios días, mi pc es aquella ventana existente hacia dicho mundo exterior que me dejo abandonado como aquella mascota que ya no puedes tener, mis ojos cansados de llorar desean poder brotar otra gota de dicho líquido que aliviana empeorando mi drama, mis manos solo desean dejar de moverse al son de aquella ansiedad que mi corazón palpitando genera por el simple hecho de existir, suena el celular siendo la llamada del único ser querido que tengo en vida, contesto tratando de disimular mi calvario, pregunto cosas vánales para evadir cualquier interrogante que tenga sobre mí, me acomodo para poder disimular mi voz melancólica, por un momento mi vista es atraída hacia afuera de la habitación, mis ojos alcanzan a ver una silueta junto al comedor pero mi mente no reacciona, vuelvo la mirada hacia el pc, algo tira de mi rostro nuevamente hacia dicho lugar, siendo consciente esta ves de la silueta que está detrás de la silla del comedor, automáticamente digo adiós a la conversación, quedo perplejo, asustado, ensimismado, no puedo entender lo que estoy viendo, siendo la figura de una especie de hombre de un metro con noventa y cinco de alto, su oscuridad es más opaca a la del apartamento, lo que me tiene con la piel helada son sus ojos amarillo verdoso como si se tratara de un lince, me mira fijamente, mis ojos se ponen llorosos, siento un escalofrió circular por todo mi cuerpo, no puedo moverme, se va acercando poco a poco, mi piel siente el rasguñar de sus pies en el piso, quiero gritar pero no puedo, maldita sea, dios mío, ayúdame, una voz rasposa resuena dentro de mis oídos, ahora si lo buscas?, ya es tarde, ha llegado lo que tanto has anhelado, tú mismo me has llamado por años, trato de agarrarme de la sabana como puedo pero mis dedos entumecidos no responden, está al lado de la cama, auxilio, mierda, veo su risa extenderse por su rostro, cientos de dientes afiliados bien definidos me demuestran que al parecer es hora de que la oscuridad me consuma pero no puedo dejar de sentir miedo, una lagrima se escapa de mis tortuosos ojos, se abalanza hacia mí con sus garras desgarrándome el cuello, escucho, hola?, hola?, todo se alumbra, estas bien Luis?, escucho en el teléfono, estoy hablando con mi ser querido, que ha sucedido?, mierda, no sé qué es real, solo puedo verbalizar, ayúdame tía, tengo miedo, mientras mi otra mano desgarra mi cuello con aquel cuchillo que ha dormido conmigo por meses.
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