Auxilio,
sáquenme de aquí,
gritaba con frenesí.
La oscuridad absoluta lo sepultaba generándole un pavor abismal,
su hiperventilación adornaba aquel lugar haciéndolo más tétrico,
gateaba por aquel cuadro de dos metros por dos metros sintiendo aquellas paredes rocosas,
tierrudas,
ásperas.
Auxilio,
sáquenme de aquí,
alguien me escucha?,
por favor,
yo no he hecho nada,
mientras su frente golpeaba levemente dicha estructura,
sus lágrimas hacían un charco en medio de sus manos aumentando el bloqueo de no saber que hacer,
intentaba levantarse una y otra vez obteniendo un reflejo de entumecimiento por parte de su cuerpo,
su cabeza elaboraba una y mil teorías negándole el derecho de calmarse para analizar mejor la situación,
empezaba anotar el calor de aquella prisión,
su sudor goteaba por su frente como la de un chef en plena hora pico,
aquellas gotas pasaban por sus ojos mezclándose con sus recién nacidas lágrimas,
esquivando su nariz y entrando levemente a su boca generándole un sabor agridulce pero hidratando levemente su cuerpo,
que empezaba a debilitarse,
el desamparo llegaba sin avisar,
se sentía cansado,
perdía su posición de gateo cayendo al piso con la mirada hacía aquel techo que ni podía visualizar,
se volvía uno con la oscuridad,
aceptaba la soledad arranchándose con ella,
se ponía en posición fetal mientras el tiempo transcurría sin tener presente de ello.
Unos gritos desgarradores entraban en aquella guarida sin salida,
abría los ojos en alerta,
una pequeña esperanza entraba en su idea de desertar.
Hay al alguien ahí?,
que está pasando ahí a fuera?,
ayúdenme,
nos podemos ayudar,
auxilio.
El desespero se levantaba nuevamente,
sus lágrimas volvían a dar un paseo,
con energía y cansado de la situación intentaba levantarse obteniendo un postura enclenque,
pensaba que si había escuchado gritos eso quería decir que había una puerta,
buscaba tocando como podía las paredes mientras los gritos aumentaban erizando el cuerpo,
uno tras otros se oían macabramente como si se hablará de una película gore,
escuchaba por un momento un clack al otro lado de la sala,
intentaba correr siendo imposible,
se arrastraba viendo una pequeña línea de luz,
había pasado el tormento.
Llega al lugar encontrando una puerta con unas escaleras iluminadas con luz natural exageradamente,
sus ojos se delicaban por unos segundos,
subía lentamente,
sus piernas le respondían pero a pasos corto,
el calor aumentaba,
se daba cuenta que sentía como el sol quemaba su piel,
al llegar a la superficie su ojos queriendo llorar se reservaban externamente,
doliendo ferozmente,
el mundo estaba en llamas,
la gente trataba de correr gritando de dolor,
las casas se fundían como un acero a temperaturas altas,
los árboles parecían fogatas,
los animales lloraban retorciéndose del dolor,
se siente mojado,
trata de regresar al hueco del que quería salir pero no sé puede mover,
su cuerpo le arde,
se angustia,
se tira al piso,
no puede despegar sus manos de este,
no sabe que hacer,
los gritos de su ambiente acompaña su desosiego,
su miedo,
su dolor,
su impotencia,
ve como la piel de sus manos se derriten,
mostrando poco a poco los tendones,
los músculos,
como se van achicharrando como un pedazo de carne en el asfalto,
desea no a ver salido de ese hueco mientras se desploma gritando con su cara semi derretida contra el cemento.
Mierda que fue eso?,
se levanta asustado mirando para todos los lados dándose cuenta que aún es de madrugada.
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