Camino escondiendo el rostro, mis
ojos rojos y enlagunados hacen su mayor esfuerzo para no reventar a mitad de la
calle, mi mundo se desvanece sin aviso alguno, maldigo este puto dolor que crea
un hueco enorme en aquel sitio que nunca pensé sentir este vacío que doblega mi
alma, por qué?, en que momento paso todo esto?, las lágrimas poco a poco
comienzan a brotar, miro a mi izquierda viendo un arbusto con flores rojas,
recordando sus labios rojos como la sangre, su fragilidad, su dulzura, su
pureza, no puedo creer lo idiota que fui, no la cuide, no la regué con buenos
actos, no admire su ternura, su verdadera calidad, merezco este dolor que ahora
acompaña mi vida, no supe tratarla, la arranque sin piedad y obviamente se
marchito a mi lado, ahora entiendo por qué no quiere seguir conmigo, acaricio
por última vez tal flor como lo hice con aquella mujer que siempre ame pero por
estúpido no valore.
Comentarios
Publicar un comentario