La luz se ha abierto camino por
aquella espesa y lúgubre oscuridad que toda mi vida había sometido aquella alma
fracturada por su mismo accionar acorde al ecosistema que habitaba, mis ojos encandelillados
intentan enfocar para poder observar el camino a donde mis pies intentan
transitar, el miedo corroe mis entrañas insistiéndome que es mejor echar para atrás
y buscar aquella oscuridad que tantos años me dio una supuesta paz que para
estos momentos creo que era una falsa percepción para seguir encarcelado por
aquellos demonios que hacen que mis miedos no me dejen avanzar. Puedo ver el
verde de las plantas, la energía del solo eliminando cada larva negativa que se
alimenta de mi energía vital, como puedo levanto la cabeza seguro del nuevo
camino a escoger, pero también sé que no será fácil dejar la costumbre de
sentirme bien donde la luz no puede llegar.
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