La cabeza le da vueltas, su vista en ocasiones se torna borrosa, su
garganta se expande dejando que la bilis se apresure a buscar la salida, el
sudor en su frente dramatiza esa sensación horrible que genera el retener lo
que se avecina por respeto a su entorno y a su propia imagen haciendo que sus
ojos llorosos demuestren el sacrificio que es devolver todo nuevamente a su
puesto, la sensación de vulnerabilidad no le ayuda mucho al sentirse que lo único que
lo cubre es una bata azul sabiendo que no es la mejor prenda para resguardarse
del frío y de la vista de los presentes en la sala, su cabeza comienza a
autolesionarse cuando sus familiares con ayuda de los empleados le intentan
ejercer una necesidad básica que es poder comer y beber algo, su ojos cerrados
muestran su gesto de dolor por no poder ni siquiera tener la fuerza necesaria
para sentarse, después de comer y sentir nuevamente que sus tripas planean nuevamente intentar
expulsar lo poco que habita en sus intestinos, decide cerrar los ojos mientras
sus familiares hacen los papeleos necesario para la finiquitar este episodio,
la horas pasan como aquel caracol que quiere cruzar el andén para llegar al
jardín del frente, sus ideas extremas revolotean como las golondrinas
anunciando que la tormenta se acerca, sin darse cuenta lentamente surge una
lágrima que baja visitando todo su rostro hasta culminar en sus labios, en esos
momentos llega el acto esperado de bajarse de la camilla para seguir con el
plan de salida, intentan sentarlo pero es imposible, su cuerpo es un trapo, es
algo que no siente, tratan de pellizcarlo pero su rostro inexpresivo muestra la
realidad de la situación, sus ideas negras circulan como en una autopista
llevando la carga de no servir para nada, cómo pueden con ayuda de casi cuatro
personas lo acomodan en aquella silla de ruedas siendo la primera vez en usarla,
después de un lapso lo dirigen al vestidor para que aquella bata azul quedé en
el pasado pero es imposible que no llore como una magdalena al no ser capaz ni
de colocarse el bóxer, siendo ayudado por su familiar, después de hacer los papeleos es hora de irse a casa, mientras es llevado en la
silla de ruedas por el hospital él va deseando que todo va a mejorar, se
avergüenza una vez más por las miradas de la gente, sintiéndose peor al momento
de montarse al taxi, teniendo que ser casi cargado por el chofer y el acudiente
que con los ojos llorosos trataba de mostrar fortaleza, camino a casa no falta
la charla del señor conductor queriendo saber lo que le había sucedido al
protagonista, el sin problemas para hablar pero intentando no marearse por el
efecto de la anestesia le responde a cada una de las dudas del hombre que lo
lleva a casa, a llegar a casa ve una de las pruebas más complicadas, subir las
escaleras hacia un tercer piso, teniendo que ser cargado como un niño por dos
personas, en su cabeza solo podía surgir la idea de que se está volviendo lo
que nunca quiso ser para quienes lo quieren, un peso, una carga, pasan las
horas y acostado en su cama piensa como va salir todo al final, después de dos
días comienza a sentir un poco de sensibilidad en las piernas pero aún el dolor
esta tan fuerte que es imposible ponerse de pie, de frente a su familia trata
de mostrarse fuerte pero a sus espaldas es imposible no parar de llorar, al
otro día su madre con la preocupación de tener que dejarlo solo mira la idea de
acomodarle un palo como bastón para más facilidad al caminar, siendo un invento
clave pero no pudiendo controlarse y rompiendo en llanto en frente de su
progenitora, demostrando el dolor del presente y de las cargas del pasado que
han caído sin previo aviso a la vida de este hombre, ya ha pasado más de una
semana y las cosas no mejoran, los médicos preocupados creen que va hacer algo
mucho peor a lo que imaginaban, el sigue ahí luchando día a día, sigue
intentando no hundirse en la desesperación, en el dolor, en la preocupación de
los deberes de una persona adulta y que por ello no ha podido cumplir,
imposible de llevar una vida normal, acostado sueña nuevamente en poder caminar
decenas de kilómetros al día de un pueblo a otro, llenándose de paz y alegría
por el paisaje, poder trotar y correr al borde de la carretera impulsándose cada día a romper
sus propios récords, poder ejercitarse en aquel gimnasio que lo vio transformarse con el pasar de
los años, volver a sentirse útil, bien consigo mismo, poder trabajar y aportar
para la casa, poder ahorrar para los planes hacia el futuro, pidiéndole al
universo que toda esa pesadilla se acabe y que todo ese tiempo postrado en una
cama quedé en el pasado dando al nacimiento a un nuevo ser, pero al moverse el dolor le recuerda el presente, mirando a su lado aquel
bastón que muchos le dijeron usar pero que para él es darse por vencido al
sueño de poder volver a caminar normal.
Comentarios
Publicar un comentario